Matar de amor: las cosas de Jara y Sedal
- El Naturalista Sociópata
- 22 jun 2017
- 3 Min. de lectura
No entraré en debate acerca de la caza ni del colectivo cazador, pero sí me gustaría reflejar aquí mi opinión acerca de la argumentación científica utilizada para sustentar la base de este artículo publicado en la revista Jara y Sedal. Podría comentar prácticamente todas y cada una de las afirmaciones que su autor esgrime para defender científicamente su postura; imagino que todos tendremos nuestra opinión acerca de ellas al leerlas, y no todas serían convergentes, por supuesto. También podría hacerlo acerca del tono empleado, incluso acerca de algunos adjetivos que podrían calificarse cómo poco respetuosos, por decirlo así.
Sin embargo lo haré únicamente sobre una primera afirmación, que, bajo mi punto de vista, inhabilita todo razonamiento posterior basándome en la personal interpretación que el autor hace de ella: “Desconocen que el paradigma biológico es ecosistémico y se basa en lo mejor para las especies, no para los individuos”, reafirmada, líneas después, por esta otra: “El concepto individuo es irrelevante en zoología, fuera del ámbito de un mero instrumento definible como organismo unitario”. No puede dejar de sorprenderme la interpretación que el autor del artículo realiza de esos conceptos ecológicos de manual básico, de la misma manera que me sorprende también cómo encaja argumentalmente la caza actual, en toda su extensión, en un mecanismo sistémico diseñado para madurar y evolucionar; me sorprende y me asusta. Y digo que inhabilita cualquier razonamiento posterior, porque el planteamiento que realiza aplicaría en la teoría de los sistemas ecológicos, si partiéramos de o hacia una situación comunitaria de climax ideal con la "modernidad humana" cómo elemento integrado e integrador, cosa que es absolutamente imposible y que no se da en ningún lugar del planeta, algo que es más o menos la gran utopía ecológica del mundo moderno, y que, por supuesto, se convierte en utopía superlativa en las condiciones a las cuales se refiere al hablar de la caza cómo engranaje del sistema. Eso es también de manual de 1º.
Ese mismo engranaje que defiende, forma parte de todo aquello que aleja el sistema de una situación climácica. Eso es algo así cómo considerar cualquier factor de carácter externo, por más ajeno, traumático e imprevisible que sea, cómo elemento propio de la madurez del sistema natural, el cual debe adaptarse para evolucionar, y esto es lo más sorprendente, debería hacerlo siempre positivamente. Es algo que considero extremadamente peligroso si se aplica a la gestión, y, desde luego, una bomba de relojería. Basar los criterios que deben gestar las políticas de conservación medioambiental futuras en ese razonamiento, en esa forma de entender la teoría ecológica, da mucho miedo.
Es evidente que el aceite de palmera y las grandes extensiones que utiliza para su producción dañan el ecosistema a gran escala, cómo argumenta al final de su escrito, pero precisamente por eso mismo, los planteamientos que esgrime para defender la caza actual no son aplicables en absoluto. La caza actual es un negocio, en una infinidad de sentidos, y cómo tal, no puede ser contemplada en ningún caso, cómo elemento natural de evolución dentro del sistema. Si hacemos eso con la caza en su dimensión actual, deberíamos hacerlo con todo, reescribir los libros de ecología y replantearnos todas las políticas de gestión y conservación desde el punto de vista científico.
Desde luego, no estoy cuestionando la caza cómo hecho en sí desde un punto de vista "animalista", cómo reza el artículo, ni tampoco humanizando a las especies cinegéticas -yo como ternera-, ni siquiera entro a valorar el daño que esta actividad, desarrollada correctamente, pueda o no infligir a las poblaciones faunísticas en términos de conservación global, simplemente cuestiono los argumentos vertidos en este artículo y mediante los cuales se pretende aplicar cosmética ambiental a un negocio puro y duro. Los animalistas se escudan en su forma sesgada de ver la cosas, pero un científico no puede ni debe hacer lo mismo con la suya, para rebatirlos.

Comments