Urogallo cantábrico y no cantábrico, crónica de un desastre anunciado
- El Naturalista Sociópata
- 26 jul 2017
- 2 Min. de lectura

Lo del urogallo cantábrico es para echarse a llorar.
Después de casi 6 millones de euros en programa Life, no sólo no ha mejorado su situación, sino que ha empeorado drásticamente hasta un punto de casi no retorno.
Triste resulta que no exista un censo actualizado en 12 años, triste e inconcebible para una subespecie que debería estar bajo lupa por imperativo, al igual que debería estarlo globalmente la especie a nivel peninsular, dado que, mucho me temo, el resto de poblaciones seguirán el mismo camino. De la misma manera resulta extraño que, al menos en parte, se eche la culpa de su situación actual a factores, digamos, un tanto etéreos en su conjunto.
Siendo realistas, es posible, que aun aplicando todo el rigor, seriedad y esfuerzo por parte de la Administración, tanto central cómo autonómicas, la situación actual no sería mucho mejor (y cómo buen ejemplo de ello tenemos al alcaudón chico entre otros), pero lo que no puede ser es no intentarlo con todo, con todos los recursos y medidas urgentes, cómo desde hace años se reclama desde diferentes organismos de rigurosidad contrastada, y no sólo para la población cantábrica, sino para la totalidad de la especie en la península. De eso poca culpa tienen los técnicos y científicos que sólo pueden trabajar in-situ o ex-situ, con los que se les asigna, y con la gestión eco-forestal y paisajística que se permite.
Mucho me temo que de nada van a servir nuevas declaraciones de estatus para la población cantábrica, ni un sufrido "mea culpa" por parte de la Administración ante Europa cómo están haciendo. Y le seguirán el resto de poblaciones de urogallo ibéricas.
Tarde y mal...en este país nunca aprendemos.
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